INVOCACIÓN
Que no crezca jamás en mis entrañas
esa calma aparente llamada escepticismo.
Huya yo del resabio,
Raquel Lanseros (Jerez de la Frontera, España, 1973)
Es una de las voces más premiadas y reconocidas de la poesía española actual.
Ha publicado los libros de poemas Leyendas del Promontorio, Diario de un destello, Los ojos de la niebla, Croniria y Las pequeñas espinas son pequeñas.
Croniria ha sido traducido al inglés y publicado en Estados Unidos, mientras que Diario de un destello ha sido traducido al francés y publicado en Francia bajo el título de Journal d'un scintillement.
Su obra ha sido reunida en las antologías personales La acacia roja, Un sueño dentro de un sueño y A las órdenes del viento.
Entre los galardones que ha recibido por su obra poética destacan el Premio Unicaja de Poesía, un Accésit del Premio Adonáis, el Premio de Poesía del Tren, el Premio Antonio Machado en Baeza y el Premio Jaén de Poesía.
Como traductora, ha publicado Poemas de amor, traducción de una selección de poemas de Edgar Allan Poe; Poemas, traducción de una selección de poemas de Lewis Carroll; Mira lo que has hecho, poemas reunidos del poeta estadounidense Gordon McNeer y Los ojos de Elsa, el libro más reconocido de Louis Aragon.
Licenciada en Filología Inglesa, su obra ha sido parcialmente traducida al inglés, francés, italiano, holandés, hindi, turco, hebreo, armenio, griego y portugués. Asimismo, ha sido incluida en numerosas antologías y publicaciones literarias dentro y fuera de España.
Que no crezca jamás en mis entrañas
esa calma aparente llamada escepticismo.
Huya yo del resabio,
Solamente si alguna vez amaste
con uñas y con dientes
sin red
Los niños corren y saltan a la comba.
Beatriz Orieta pasea junto a Dante
sorteando los pupitres
Para todos los que sienten que no están al mando
Me habría gustado ser discípula de Ícaro.
Hubiera sido hermoso festejar
Por celebrar el cuerpo, tan hecho de presente
por estirar sus márgenes y unirlos
al círculo infinito de la savia
Porque no vive el alma entre las cosas
sino en la acción audaz de descifrarlas,
yo amo la luz hermana que alienta mis sentidos.
Un silencio fecundo de rugidos
acompaña la tarde litoral y nubosa.
Es una playa ilesa del Pacífico.
A cambio de mi vida nada acepto.
¿Qué se puede ofrecer que valga más
que el calor de la llama, que la espiga