Poetas del mundo

Formol

No pienso despertar, si me preguntan.

No se trata del deseo eufórico de la revolución
ni del estruendo mudo de Vallejo.
Apenas es la convicción del “nada importa”,
del “da lo mismo”, Cambalache con voz pero sin tango.

Recuerdo a los habitantes del formol:
un laboratorio de monstruos soñadores
en los que el terror se trasmutaba en pena.
Ellos no percibían compasión ni culpa,
apenas la mirada extasiada en sus cabezas,
sus ojos de más, sus dedos aleatorios.

Nadando en mi formol contemplo el mundo:
ningún hablador hace de la parodia un pacto,
ninguna melodía desentona ni afina,
ningún marcapasos traiciona su reloj,
ninguna disección se sostiene en la duda,

Y este mundo del sueño es tan mullido,
tan casita feliz, tan punto aparte,
tan contento de sí, tan extasiado,
que no pienso roncar ni escabullirme.


Apenas escribir, sin despertarme,
aquel lugar feliz de la inocencia.

Carlos Juarez Aldazabal