ARTE POÉTICA
Una vaca pasta en nuestra memoria la sangre escapa de las ubres el paisaje es muerto de un disparo La vaca insiste con su rutina su cola espanta el aburrimiento
Mario Meléndez (Linares, Chile, 1971). Estudió Periodismo y Comunicación Social. Entre sus libros figuran: Autocultura y juicio, Poesía desdoblada, Apuntes para una leyenda, Vuelo subterráneo, El circo de papel y La muerte tiene los días contados. En 1993 obtiene el Premio Municipal de Literatura en el Bicentenario de Linares. Sus poemas aparecen en diversas revistas de literatura hispanoamericana y en antologías nacionales y extranjeras. Parte de su obra se encuentra traducida al italiano, inglés, francés, portugués, holandés, alemán, rumano, búlgaro, persa, catalán, macedonio, griego y árabe. Durante cuatro años vivió en Ciudad de México, donde dirigió la serie Poetas Latinoamericanos en Laberinto ediciones y realizó diversas antologías sobre la poesía chilena y latinoamericana. Actualmente radica en Italia. A comienzos del 2013 recibe la medalla del Presidente de la República Italiana, concedida por la Fundación Internacional don Luigi di Liegro. En el mismo año aparecen sus libros en edición bilingüe Ricordi del futuro (Recuerdos del futuro) y Giardino di rovine (Jardín de escombros). En el 2014 se publica La morte ha i giorni contati (La muerte tiene los días contados). Una selección de su obra acaba de aparecer en la prestigiosa revista Poesia de Nicola Crocetti.
Una vaca pasta en nuestra memoria la sangre escapa de las ubres el paisaje es muerto de un disparo La vaca insiste con su rutina su cola espanta el aburrimiento
Ella sacó a pasear las palabras y las palabras mordieron a los niños y los niños le contaron a sus padres y los padres cargaron sus pistolas y abrieron fuego sobre las palabras
Mi hermana me despertó muy temprano esa mañana y me dijo "Levántate, tienes que venir a ver esto el mar se ha llenado de estrellas" Maravillado por aquella revelación
Debo cuidarme de los gusanos cuando me entierren lo más seguro es que hablen mal de mí que escupan sobre mis poemas
El niño le pregunta al padre si las palabras envejecen El padre le responde al hijo que las palabras siguen tan jóvenes como en el primer día El niño corre donde el abuelo para llevarle la buena nueva Y el viejo abre de golpe el cajón de las palabras para que éstas le cuenten el secreto
Si te pierdes en el bosque del lenguaje piensa el poema que más te guste y dilo en voz alta Las palabras nos llevan de la mano me grita Dios
Eva colgaba sus muertos de la ventana para que el aire lamiera los rostros preñados de cicatrices Ella miraba esos rostros y sonreía mientras el viento empujaba sus senos
La niña del vestido abierto se levanta a la hora en que las palabras están de fiesta porque ella misma es una fiesta cuando tiende sus muslos al sol
Para Alba Metaponte Cuando entres en el paisaje tus pechos caerán y rodarán toda la tarde hasta salir del paisaje
Tus muñecas tienen las manos heladas parece que juegan con la muerte a la escondida y no se cansan jamás Quién peina a tus muñecas cuando te duermes
No tiene pelos en la lengua porque no tiene lengua se la arrancaron como a esos bueyes que surten los mataderos y llevan polvo en las axilas Pero la lengua habla a través de sus recuerdos