Juan Felipe Robledo
Rumoroso canto
Buscamos un canto reducido, uno del que se han extraído los afeites del lirismo,
un canto en el que no haya goletas ni contramaestres,
sólo el campo iluminado por el sol,
la cometa arriba quejándose un poco,
los perros bendiciendo la tarde, haciéndola más fácil,
el dueño de casa dejándole a los invitados su licor más preciado,
todos los clavos guardados en un paño sucio, muy suave,
mientras el segador se entrega a su labor con devoción.
A su humilde reino no llegarán los cortesanos,
ni habrá en sus patios alguna prebenda que pueda ser repartida,
él es llama que no ha sido encendida en baja estopa,
la pureza ha marcado los alcoholes,
la niña que viene de la otra orilla del mar lo lleva en sus labios.
Y la arena que no deja marchar bien el mecanismo completa su labor,
porque sabe que el peso muerto de los días es necesario para afinar el canto,
hacerlo hondo, vibrante, rumoroso,
y aherroja los apetitos que asordinan el sentir,
nos ilumina en noche oscura, guía los pasos,
trazando una ruta clara en el bosque.
La piscina donde se pueden oír las canciones que no paran en la radio,
los conciliábulos nocturnos, las tardes sin fin,
han permitido que el canto llegue a nuestros oídos,
salga de la lengua, del pecho, del estómago,
y nos acompañe, nos acaricie.
Es virtuoso el que conoce sus notas, sus silenciosos titubeos,
pues este canto no conoce la traición, no ha sido destetado,
y los que se pasean cerca del agua saben de su amor,
hoy le han dado libre a la desdicha.
Un pequeño rumor crece, y empieza sin sombras la vida.
نتوق لنشيد مختزل بلحنٍ مزركش
نشيد لا قارب شراعي به ولا ربَّان،
بل به حقل تنيره الشمس،
وطائرة ورقية في السماء قليلة الشكوى،
كلاب تبارك المساء،
تجعله أكثر سهولة،
صاحب بيتٍ يترك للزائرين الخمور الثمينة،
كل القرنفل المحفوظ في قماش متسخ، طري جدا،
حين يخلص المزارع لعمله.
إلى مملكتهم المتواضعة، لن يصل المجامِلون،
ولن يكون في فناء بيوتهم غنيمة يقتسمونها.
إنما هو لهب لم يشتعل تحت الاصطبة،
النقاء أوسَم الأرواح،
تحمله بين شفتيها طفلة قادمة من طرف البحر الآخر.
والرمال التي تعيق السير تنجز عملها بشكل كامل،
لأنها تعرف أن حجم الأيام الميّت ضروري لشد أوتار النشيد
لجعله أعمق، نابضا بالحياة، مشاعا، يقيد الرغبات التي تصمُّ الشعور،
ينيرنا في ليلة مظلمة، يكون دليلا لخطواتنا،
راسماً طريقا واضحا في الغابة.
عند المسبح يمكن سماع الأغنيات التي لا تتوقف في الإذاعة، اللقاءات السرية الليلة، المساءات اللامنتهية،
أتاحت للنشيد أن يصل لأسماعنا،
أن يخرج من ألسنتنا، من صدورنا، من دواخلنا،
أن يرافقنا ويداعبنا.
ماهرٌ من يعرف نوتاته،
تردُّداته الصامتة،
فهذا النشيد لا يعرف الخيانة، ولم يجرّبها،
والذين يتنزهون قرب المياه يعرفون ماذا يحبُّ،
واليوم منحوا أنفسهم للبؤس.
إشاعة صغير تكبر، وتبدأ الحياة بدون ظلال.
Juan Felipe Robledo
JUAN FELIPE ROBLEDO (1968)
Nació en Medellín. Estudió Literatura en la Universidad Javeriana de Bogotá, donde es profesor. Ha preparado antologías de Francisco de Quevedo, Luis de Góngora, el Romancero español y Rubén Darío. Ganó el premio internacional de poesía Jaime Sabines 1999 en México con De mañana, libro que Editorial Planeta reeditó en Colombia en 2003. Ganó el premio nacional de poesía del Ministerio de Cultura 2001 con La música de las horas. Poemas y artículos suyos han sido publicados en revistas y periódicos de distintos países de Hispanoamérica. Han aparecido varias antologías de su poesía.