Santiago Espinosa

La casa encantada

 

Por la mañana tumbaron la casa de la esquina.

Las palas del buldózer araron los cimientos

y el sol de las doce

cayó sobre las piedras solas, sin sombra,

donde antes se sentaban los armarios

y la mesa del café.

 

Luego llegaron los ingenieros,

traían la sombra a sus párpados

en un gesto militar,

cuando de las montañas azules, pétreas,

manaba un humo blanco y taciturno.

Alguien dijo: “son tiempos de incendio”.

 

El aire estaba sepultado por el calor.

Entre las ruinas traqueaba la madera,

cediendo, haciéndose polvo en sus termitas.

Nadie lo había notado

pero el buitrón nos tapaba un edificio

y donde antes estaba el techo se escondía todo un barrio:

centros comerciales, esquinas de marihuanos.

La vista de la ciudad –que tantas veces contemplamos-

tenía un brillo desconocido.

Ya no estaba la casa que censuraba nuestros ojos.

 

Los ingenieros alzaban la cabeza

y proyectaban la mirada hacia el cielo

imaginando edificios babilónicos.

Uno contaba pisos invisibles,

otro miraba el incendio

como un presagio, como una seña

que nunca se cumplió.

 

Ninguno de nosotros buscó tesoros en las piedras.

Ninguno se tomó la molestia de preguntar

por el armario, las luces sin sombra,

los ruidos estáticos donde no había cuerpos.

Nadie lo pensó porque teníamos que buscar otro escondite,

otro refugio, y otra vista,

para poder matar el tiempo

frente al tímido espectro del incendio.

إلى جوزيبي فولبيني

 

في الصباح هدموا المنزل في تلك الزاوية.

الجرافات جرفت الطوب

وسقطت أشعة الظهيرة على الحجارة الوحيدة،

التي بقيت دون ظلال

في المكان الذي كانت فيه خزانة ومنضدة.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

بعد ذلك جاء المهندسون،

كانوا يشدّون الظلال  لجفونهم

في لفتة عسكرية،

صعدت من الجبال الزرقاء والصخور

أدخنة بيضاء مكفهرَّة.

أحدهم قال: "إنها أزمنة الحرائق".

 

 

 

الحرارة دفنت الهواء.

بين الأنقاض كان الخشب يطقطق،

خانعا متحولا لغبار بين الأرضة.

لا أحد لاحظ ذلك لكن النسر حجب المبنى

وما كان سقفاً في السابق اختبأ فيه حي بأكمله:

محلات تجارية،

زوايا لبيع الماريجوانا.

إطلالة المدينة –التي كنا نتأمّلها كثيرا-

كان لديها بريق مجهول.

وزال البيت الذي كان يُبكي عيوننا.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

رفع المهندسون رؤوسهم

ثبتوا نظراتهم نحو السماء

تخيلوا مباني  بابليّة.

كان أحدهم يعدّ طوابق غير مرئية،

الآخر كان يشاهد الحرائق كأنها آية، أو علامة لم تكتمل أبداً.

 

 

 

 

 

 

لا أحد منّا بحث في الأحجار عن كنوز.

لا أحد كلّف نفسه عناء البحث عن الخزانة والأنوار التي ظلّت دون ظلال،

الضوضاء الثابتة الخالية من الجثث.

لا أحد فكَّر بذلك لأنَّه كان علينا البحث عن مخبئٍ آخر،

ملجأٌ آخر، إطلالة أخرى

يمكنوننا من قتل الوقت

أمام بعبع الحرائق الخجول.

 

Santiago Espinosa

SANTIAGO ESPINOSA (1985)

Bogotá, 1985. Crítico y periodista. Profesor del Gimnasio Moderno de Bogotá. Egresado en Literatura (2009) y Filosofía (2010) de la Universidad de los Andes, donde fue profesor asistente y actualmente cursa una maestría de Filosofía política y estética.

Los ecos, su primer libro de poemas, fue publicado por Taller de edición en Mayo de 2010. En 2015 apareció su segundo libro de poemas Lo lejano y su libro de ensayos Escribir en la niebla (14 poetas colombianos)