No escribes como cadáver, estás vivo. Abres el libro que en la adolescencia te hacía llorar. Los mismos poemas: otros.
Te repliegas en tu derecho a la duda, te repliegas en la lágrima, en la pequeña noche en la que intuyes todo se desbarata. Lees el poema y sabes que nada está
I
Abreviar te amo
¿Y por qué a mi edad soy tan cursi? ¿De dónde me viene hablar de ti todo el tiempo? Siempre un músculo, un gesto, mi interpretación a tus comportamientos, decodificando el día más ordinario, ahogando mi soberbia y mi pena en el mismo vaso, resolviendo perdones que no sabes que existen, haciendo a un lado olvidos,
¡que venga el relámpago!
las nubes corren en el mar del cielo
los techos crujen
los gatos se esconden