Nacer del aliento
Te veo nacer del aliento con el fulgor de lo que llamamos magia,
nace la mujer y su ternura. El corazón sabe por que la sangre se agita
y así, como si nada el poema forma el cuerpo del silencio, de la palabra.
Nombra ausencias y naces, me naces luego, te veo, somos el mismo aliento.