Marlene Zertuche

TRES POEMAS PARA RESPONDER TELEGRAMAS

I

Abreviar te amo

¿Y por qué a mi edad soy tan cursi? ¿De dónde me viene hablar de ti todo el tiempo? Siempre un músculo, un gesto, mi interpretación a tus comportamientos, decodificando el día más ordinario, ahogando mi soberbia y mi pena en el mismo vaso, resolviendo perdones que no sabes que existen, haciendo a un lado olvidos, palabras que no dicen nada y silencios que hablan tanto. Sin poder pasar esa línea literaria que me salvará de la mala poesía en la que sólo se habla de uno mismo. ¿De dónde verme inmersa en ese siniestro juego de confianza-desconfianza? ¿De dónde mi intento por comprender tu semen filosófico?, jugo seminal cargado de sorpresa, de espermatozoides simbólicos y bailarines, células que preservan mi propia vida y alientan mi muerte. Esos núcleos de grandes cabezas y flagelo alegre, que embarcados en moco ácido navegan decididos rumbo a mi útero, y dan también placer, ese otro nacimiento en sí mismo, ese tan entenderme en mi cuerpo.

Tú eres más resuelto, y yo, sí, insisto, soy muy cursi por recurrir a todas esas figuras, a tanta metáfora para pedirte cama y tiempo, una cena de dos, qué sé yo, un sabernos. Pero es el colmo, amor, que abrevies te amo, eso sí ya es muy jodido.

 

II

O escribir un poema

Un hombre que vive de hablar y calla, al fondo Cesaria Evora canta en un idioma que apenas distingo y es tan dulce su tristeza, sé que dice llorar, sé que dice dolor profundo, pero el entendimiento no me alcanza para conocer esas lágrimas, sé que dice despedida. ¿Qué hacer entonces? ¿Un paseo, un helado? Revisar los telegramas y decodificar, o escribir un poema, salir de mí misma.

 

III

Sin puntos

No es necesario lo que decimos. No es importante lo que recordamos. Los días entonces debían ser soleados y fríos fueron. Dije debían como si el sol tuviera la obligación de sostener nuestro ánimo. La señal tal vez era el clima que cifraba todo o el bicho en la cara de una mujer que respuesta pedía, o simplemente un punto no colocado a tiempo, como si a través de él se me fuera la sangre toda, sin confiar en la fuerza de mis venas y arterias, que antes ya me habían librado de muchos males. Por eso te digo que no es necesario lo que decimos, no es importante lo que recordamos. Ni siquiera cuando la memoria es una respiración sobre la nuestra, una que sentimos propia y familiar, y que escapó igual con los días. Basta ya, que las palabras no son importantes ni los recuerdos necesarios. Se ve que es así, que los puntos se colocan a tiempo para que después los discursos no caigan profundo como piedras hundidas por su propio peso.

Marlene Zertuche

(Guadalajara, Jalisco, México, 1983). Editora, gestora cultural y poeta. Estudió Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara. Sus textos aparecen en revistas mexicanas y de otros países, como víacuarenta, revista de investigación, arte y cultura (Colombia), Aurora Boreal (Dinamarca), Luke (País Vasco). Su poesía también está compilada en El viento y las palabras. Renovación poética en Jalisco (autores de 1980-2000), editado por La Zonámbula, y 20 años, Creadores Literarios FIL Joven (Feria Internacional del Libro de Guadalajara y Universidad de Guadalajara). Es autora de dos poemarios: Mazo de Hércules y El otro sol. Se desempeñó por algunos años como editora en periódicos en diferentes ciudades de México. Actualmente dirige la agencia de servicios editoriales Bookend y realiza un estudio, junto con la poeta argentina Marta Cwielong, sobre poesía escrita por mujeres latinoamericanas.